viernes, 13 de febrero de 2015

Presentación de la novela Clipperton de Pablo Raphael

Cada isla tiene al menos una historia particular que ofrecer, al menos por su génesis o carácter geológico. Algunas islas además de surgir, resultan de interés ecológico por las formas de vida no humanas a las que alojan, y a otras puede vincularse algún grado de huella humana, sea por su bautizo relacionado o no con alguna toma de posesión, con un topónimo asignado o para ser reconocida en los mapas o derroteros. Otras superan la historia de designación con alguna anécdota, generalmente marítima, y la minoría, entre las que se dispersan por el planeta, al haber sido ocupadas temporal o permanentemente comienzan a llenarse de historias de vida. Éstas son las más interesantes, algunas incluso resultan intensas en su ofrecimiento. Para los nesófilos, es decir, aquellos que con placer escuchamos las historias reales o ficticias asociadas a las islas y que a su vez nos inspiran, hay un sinfín de material en la geografía y la literatura, en la cultura y en las artes.


Clipperton es caso aparte: una isla repleta de historia y de ideas que se le asocian a pesar de sus minúsculas dimensiones. Ha sido objeto de investigación de naturalistas, científicos, historiadores y juristas. En tiempos recientes un grupo interdisciplinario la visitó como parte de una expedición del siglo XXI y la organización que sigue navegando por diferentes puntos del planeta tomó su propio nombre de la isla: The Clipperton Project. El escritor Pablo Raphael formó parte de esa afortunada primera generación de expedicionarios a principios de 2012 y actualmente presenta la novela que titula simplemente Clipperton (Random House, 2014) con una exhaustiva revisión documental e histórica detrás, para engrosar desde una arista actualizada y su visión personal, esa "metáfora de nuestra condición humana más cruel, esa que cuando atraviesa por largos periodos de soledad y hambre, poco a poco nos convierte en monstruos", según sus propias palabras en entrevista para el INBA.

La expectativa sobre la novela comenzó hace tres años, cuando Pablo ya maduraba algunas de las ideas que transformó y lo transformaron después de la expedición a Clipperton, como declaraba en la revista Gatopardo. Hoy 12 de enero, en la versión impresa de la novela se encuentran las palabras definitivas como finalmente quedaron en esta primera edición. Elijo y me gustaría compartir un fragmento representativo e interesante por sintetizar los principales nombres que han mostrado su interés o actuado sobre aquel atolón "tierra de nadie":

Quizá viajando a la isla y dejando esa versión encontraría la manera de librarme de su veneno. Un veneno que ha mordido a historiadores como Jimmy M. Skaggs, María Teresa Arnaud, Juan de Dios Bonilla y Miguel González Avelar; a expedicionarios como Jacques Costeau, Jean Louis Etienne y Eric Chevreuil; a escritores como Mark Twain, Robert Louis Stevenson, Karel Capek, Francisco L. Urquizo, Laura Restrepo, Jean-Hugues Lime, Víctor Hugo Rascón Banda, David Olguín o Ana García Bergua. También a estadistas de la talla de Napoleón III, que la proclamó francesa -lo que Victor Manuel III confirmó en 1931-; Benito Mussolini, que convenció al rey árbitro de cederla a los franceses; Abraham Lincoln y su secretario de Estado, Henry Seward, que organizaron una expedición a los mares del sur; David Pierce, que traficó esclavos; Porfirio Díaz, que intercambió la isla por un cómodo retiro en la Île-de-France; Franklin Delano Roosevelt, que la visitó dos veces; Winston Churchill, que la puso en la mesa de negociaciones durante la Conferencia de Yalta, o el primer y único presidente de la República de Molossia, su excelencia Kevin Baugh, quien tras declarar la independencia de su rancho en Nevada, publicó en 1984 un edicto que reclamaba derechos heredados sobre la isla.

Fotografía: Naim Rahal


Las 455 páginas de Clipperton, novela de Pablo Raphael, prometen un tejido original, como su propia cubierta: una ilustración de Sergio Garval, donde unas sillas se incendian antes de hundirse, una metáfora de la cultura y la humanidad tan contrastante de la que formamos parte, de la volatilidad de nuestra vida en un planeta que creemos conocer cada vez mejor, tan solo una idea que quizá, en el momento menos esperado, nos engulla.
Para finalizar comparto un par de fragmentos de la presentación oficial del libro en la Capilla Alfonsina, espacio de exitosa convocatoria donde igual confluyeron intelectuales que nómadas y navegantes del siglo XXI. 

Palabras de Alberto Ruy Sánchez:


Palabras de Ricardo Raphael: