miércoles, 18 de enero de 2012

Territorios insulares perdidos por México

Las islas implican beneficios para la entidad o el país continental al que pertenecen, pero es también en ellos en los que se debe tener un resguardo especial, pues el término aislamiento podría jugar un papel de doble filo: su descuido puede implicar la intervención extranjera o el olvido con un consiguiente desaprovechamiento de los bienes que pueden brindar al desarrollo del país, no sólo en el sentido económico, sino también en lo espacial al significar una pérdida irrecuperable. Para el caso de México hay dos casos que ejemplifican lo anterior en el Océano Pacífico, el Archipiélago del Norte y la Isla Clipperton.



A) El Archipiélago del Norte

Actualmente conocidas como Channel Islands, constituyen un archipiélago situado frente a la costa del estado norteamericano de California frente al litoral que va de San Diego a San Francisco. El archipiélago está compuesto por ocho islas: San Miguel, Santa Rosa, Santa Cruz, Anacapa, Santa Bárbara, San Clemente, San Nicolás y Santa Catalina.
Durante la época colonial formaban parte del Reino de la Nueva España y fueron administradas por el Territorio de la Alta California al ser nombradas posesiones españolas en 1542 por Juan Rodríguez Cabrillo, su descubridor.
Poco tiempo después del movimiento de independencia, estas islas fueron ocupadas por Estados Unidos, así como la mitad septentrional del territorio como consecuencia de la guerra de 1842, y su pérdida fue reconocida por México en 1852, después de la firma de los tratados Guadalupe-Hidalgo y de Gadsden (venta de La Mesilla). Cabe hacer notar que en dichos tratados no se mencionaba la cesión de espacios insulares, únicamente se aludió al territorio continental. Sin embargo México descuidó este hecho y no ha formulado reclamación alguna pues no existen fundamentos legales válidos de conformidad con el Derecho internacional que le permitan intentar la reivindicación de las islas. A más de siglo y medio desde la firma de los tratados territoriales con Estados Unidos, cualquier tipo de reclamo por parte de México sería inútil y la pérdida de esas islas es un capítulo “empolvado” de nuestra historia.
A partir de 1978 con la firma del tratado de delimitación marítima, México reconoció y aceptó la soberanía de Estados Unidos sobre estas islas, las cuales jamás formaron parte de alguno de los catálogos o inventarios insulares oficiales desde la etapa independiente de nuestra historia. Mientras que Estados Unidos, por su parte, pobló algunas y les brindó atención debido a su potencial estratégico, natural y económico.
Las Channel Islands suelen ser divididas en dos grupos: las del norte (Anacapa, Santa Cruz, Santa Rosa y San Miguel) se ubican frente a los condados de Santa Bárbara y Ventura; y las del sur (Santa Bárbara, San Nicolás, Santa Catalina y San Clemente) entre Los Ángeles y San Diego. Cinco forman parte del Parque Nacional de las islas del Canal (Channel Islands), tres son de propiedad federal y dos de propiedad privada (Santa Catalina y Santa Cruz). Las islas San Clemente y San Nicolás se consideran áreas restringidas, cuentan con zonas navales en su territorio y constituyen espacios de alto valor estratégico desde la Segunda Guerra Mundial (bases de proyectiles, de radar y aeropistas). En las islas restantes se han desarrollado actividades económicas como la agricultura, pesca y el turismo, lo que habla de una alta inversión e interés de Estados Unidos en su geografía. Bajo esta situación es prácticamente imposible que Estados Unidos alguna vez considere siquiera devolverlas a México.





B) El atolón Clipperton

Isla de la Pasión y Clipperton son los nombres con los que se denomina a un atolón coralino de 7 km2 de extensión situado en el Pacífico Tropical a los 10°18’ N y 109°12’ W, a la misma latitud que Costa Rica. En algún momento fue la posesión insular más alejada de México, a más de 1,200 km de la costa de Acapulco. Clipperton es la única porción minúscula de tierra en un radio de 600 millas, en pleno Océano Pacífico, no obstante, el atolón ha implicado intereses mercantiles, ambiciones políticas, afanes militares, grandezas y miserias de la naturaleza humana.
Remontándose a la historia, existen varias versiones de su descubrimiento, se dice, por ejemplo, que fue avistada por Fernando de Magallanes en 1521 durante un viaje exploratorio que realizó en el Océano Pacífico; si bien se cree que su verdadero descubridor fue Álvaro Saavedra Cerón, comisionado de Hernán Cortés para explorar esa zona que pertenecía a la Nueva España, y entonces se le denominó Médanos. En 1708 fue renombrada por marinos que arribaron al atolón y viajaban a bordo de dos buques franceses, quienes llegaron a ella “el día de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo” y de ahí deriva el nombre “isla de la Pasión”. En el siglo XVIII se le denominó Clipperton en honor de un temido pirata inglés, cuya leyenda hablaba que ese punto del Pacífico era su refugio, curiosamente, el nombre que pervive hasta nuestros días.
El atolón se sitúa en la fractura Clipperton en el Pacífico, es un vestigio de un volcán emergido en algún momento y desaparecido después por una explosión. Sus restos se encuentran al ras de la superficie del agua, en torno al cual prosperó un arrecife coralino. La laguna interior tenía hasta el siglo XIX dos aberturas naturales al mar; más tarde cerradas por el crecimiento de los arrecifes. En la actualidad, el atolón alberga una limitada vida de algas y microorganismos con un fuerte olor a amoniaco.
Clipperton es literalmente un punto de tierra en la inmensidad del océano; posee una población importante de aves guaneras (se cuentan en cientos de miles) en una zona de riqueza pesquera. Sus recursos mineros no se encuentran en la superficie, sino sumergidos: como en el caso de isla Clarión hay una abundancia de nódulos polimetálicos en el suelo submarino que la circunda.



Mucho se ha escrito sobre Clipperton, más allá de la leyenda del pirata que le dio nombre. Por su lejanía del territorio mexicano, la isla fue olvidada tras la independencia de la Nueva España, tiempo durante el cual estuvo documentada como punto de navegación en la ruta de la Nao de China, registrada en la cartografía como isla Médanos.
A finales del siglo XIX la isla estaba habitada por los empleados de una empresa alemana explotadora de fosfatos (hasta 100 habitantes), actividad que se realizaba por la abundancia de guano. La explotación de dicho recurso, había sido el pretexto perfecto para su ocupación por Estados Unidos como resultado de una ley expedida en 1856 que refería que cualquier ciudadano norteamericano que descubriera una isla guanera que no perteneciera, o que no pareciera pertenecer a otro país, podría ser registrada en el Departamento de Estado de Estados Unidos. Clipperton fue sólo una de las 80 islas apropiadas por los vecinos del norte durante la segunda mitad del siglo XIX.
Porfirio Díaz al saber de la presencia extranjera en Clipperton ordenó su ocupación en 1897, sin embargo al mismo tiempo el gobierno de Francia protestó por el arribo de un grupo de mexicanos argumentando que la isla era de su propiedad, debido a una toma de posesión realizada en 1858. La serie de reclamos mutuos propició el sometimiento del caso al arbitraje internacional, cuyo dictamen se dio a conocer en 1931 a favor del país europeo, a pesar de su pertenencia histórica a México, desde la época colonial como lo demostraba la cartografía de la Nueva España.
La historia trágica de Clipperton comenzó cuando sus ocupantes, enviados por el gobierno de Porfirio Díaz, fueron olvidados hacia 1910 debido a la revolución desencadenada en el país y a que se encontraba en una zona intransitada en pleno océano. Los habitantes dejaron de recibir las provisiones necesarias para su mantenimiento por lo cual la población fue disminuyendo, por la falta de víveres y a causa del escorbuto. En 1916 el capitán al mando (denominado gobernador), Ramón Arnaud, falleció ahogado junto a otros hombres en el intento de salir al encuentro de una supuesta nave de vapor, mientras que los pocos isleños sobrevivientes quedaron a merced de los abusos de un hombre autoproclamado “rey de la isla”. Su violencia y autoritarismo propició su asesinato por parte de las mujeres sobrevivientes en ese entonces. Fue en 1917 cuando un cañonero norteamericano rescató a los pocos que quedaban vivos (once en total) y los trasladó al continente.
A pesar de la trágica historia de los mexicanos que habitaron durante una década este atolón, desde 1931 pasó a ser oficialmente una posesión francesa jamás ocupada permanentemente por ese país. México aceptó el injusto fallo y borró el nombre de la isla Clipperton de la Constitución en 1934 en el apartado donde se mencionan algunas de las islas significativas pertenecientes al país y que se sitúan en mar abierto.
Durante la Segunda Guerra Mundial fue un espacio codiciado por Estados Unidos y Gran Bretaña para establecer ahí alguna base aérea, como ocurrió con muchas islas del Pacífico. Sin embargo la poca viabilidad del escaso terreno y una alta inversión para tales fines impidió que esos planes se pusieran en marcha, de esa época sólo queda en el suelo de Clipperton, una serie de municiones deterioradas con el tiempo.
Actualmente este espacio insular está despoblado y significa para Francia un punto estratégico por la extensión de espacio oceánico que le provee de 431,015 km2 más de Zona Económica Exclusiva a pesar de su minúscula extensión y de que viola la Convención sobre Derecho del Mar (Convemar) pues no tiene habitantes permanentes ni actividad económica solventada.
El atolón es un sitio de gran interés para investigadores de los procesos biológicos, químicos, geográficos y oceanográficos, por lo que se ha considerado convertirla en un observatorio internacional del mar con propósitos científicos, conclusión a la que llegó una expedición transdisciplinaria de científicos internacionales, no aprobada por el gobierno francés hasta el momento.


Fuentes consultadas:
-> Arango, Manuel (productor) y Robert Amram (guión y dirección). Clipperton. Isla de la Pasión. Documental en DVD. México, 2003, Concord PR, S.A. de C.V.
-> Baxin, Israel (2010). La isla de Cedros en el contexto insular del Pacífico mexicano: un estudio de geografía cultural. Tesis de licenciatura en geografía. México: UNAM, Facultad de Filosofía y Letras.
-> Breña, Gabriel (2004). Clipperton, Isla de la Pasión. Historia de una isla olvidada. México: Fundación Mexicana para la Educación Ambiental, A.C.
-> González Avelar, Miguel (1997): “El territorio insular como frontera”. Frontera Norte, Vol. 9, No. 17, enero-junio de 1997. México.
-> Habana, Misael (2005). “Proponen convertir Clipperton en observatorio oceanográfico”. La Jornada 19 de abril de 2005. México: La jornada.
-> Martín del Campo, David (1987). Los mares de México. Crónicas de la tercera frontera. México: Era - UAM (Problemas de México).
-> Vargas, Jorge (1993) El Archipiélago del Norte, ¿territorio de México o de los Estados Unidos? México: Secretaría de Relaciones Exteriores – Fondo de Cultura Económica.
-> Vázquez Trujillo, Astrid (1994). La computación aplicada a la geografía: inventario de islas de México. Tesis de licenciatura. México: UNAM, Facultad de Filosofía y Letras.

4 comentarios:

  1. Qué tal Israel, gracias por el archivo, ya comencé a leerlo. Pero hoy buscando por aquí y por allá di con el atolón de Clipperton, y luego regresé acá a tu blog, a leer este post; te envío el link de otro blog, me pareció bien importante la información obtenida allí

    http://fronterasblog.wordpress.com/2011/12/13/la-tragedia-de-clipperton/

    Y ahora, con respecto a las islas, seguirás, estudiando, viajando o escribiendo?

    Saludos

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    1. Seguiré estudiando para proponer, viajar y escribir! Muchas gracias por compartir los links, los iré revisando con calma porque efectivamente contienen datos muy interesantes...

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  2. http://ssh.org.mx/sitio/wp-content/uploads/2010/07/LA_ISLA_DE_LA_PASION_Laura_Restrepo.pdf

    Y aquí el link al libro de la colombiana Laura Restrepo sobre la isla! Increíble todo lo que puede uno encontrar navegando estos mares virtuales!

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