Mi trayectoria de investigación sobre las islas de México me llevó a coincidir a principios de 2012 con el proyecto Clipperton, una organización internacional recién formada por profesionales de diversas disciplinas que realizaría una expedición a la isla del mismo nombre, la cual fue alguna vez parte del territorio mexicano y actualmente una posesión francesa en un punto remoto en el Océano Pacífico.
Algo que resultaba interesante en pleno siglo XXI era contextualizar el calificativo de "expedicionario", en un mundo en el que se cree descubierto y explorado no sólo este planeta, sino su satélite y otros cuerpos astronómicos vecinos. El interés personal en los resultados de esta primera expedición me llevó a entrar en contacto cara a cara con el director del proyecto en una exposición que se presentó en 2013 en el Museo Anahuacalli de México D.F. En ese momento los nexos con gente inquieta y con cierto espíritu nómade ya habían roto fronteras geográficas y virtuales. Paradójicamente el interés y participación indirecta me llevó a escribir la idea de que "las islas unen", contrario a lo que los convencionalismos apuntan.
Meses después, mi sorpresa fue que durante una estancia de investigación en las Islas Canarias, encontré a gente del proyecto en Las Palmas de Gran Canaria, ciudad que me alojó durante algunos meses, momento en que me convencí de que los encuentros más que casuales son causales. Cada vez me queda más claro que los conceptos son demasiado amplios, como el de "expedicionario", sólo basta hacer de ellos lecturas desde voluntades y disposiciones diferentes. Hoy quiero rescatar una entrevista que realicé a Jon Bonfiglio a principios de mayo de 2014 y que estuvo publicada en una web de noticias de un medio independiente. El motivo: una expedición por el Río Usumacinta, antes de su primera fase. Próximamente realizarán un complemento del viaje, aunque éste podría ser interminable para cada persona, a veces quizá sólo implique una fase de coincidencia de caminos y miradas en una misma dirección.
The Clipperton Project
navega el Usumacinta
Entrevista a Jonathan
Bonfiglio, director de “The Clipperton Project”
"El
corazón del mundo maya es un horizonte que no se puede dibujar, es una canción
que no tiene palabras".
El Proyecto
Clipperton (The Clipperton Project) es una iniciativa que utiliza las nociones
de exploración, viaje y descubrimiento para inspirar y empoderar a la sociedad
en busca de una actitud más positiva y progresiva hacia los grandes temas de la
actualidad.
El proyecto busca cambios y la
generación de nuevos liderazgos en los exploradores que se han sumado a barcos,
talleres o actividades temporales. Cada persona puede explorar su entorno más
inmediato hasta los lugares y temas más remotos aún por descubrir.
Mapa: presencia del proyecto
Clipperton desde 2012
Su director es Jonathan Bonfiglio, quien inicialmente concibió el proyecto escribiendo el código postal de una isla olvidada en una pared en blanco en su casa en 2011. Desde entonces, The Clipperton Project ha trabajado directamente con más de 160 mil personas en una veintena de países y sus expedicionarios han navegado más de 30 mil millas, con programas vigentes en 2014 en Escocia, Uruguay, South Georgia, México, España y Australia. Jon Bonfiglio nos cuenta sobre el proyecto Clipperton y la expedición por el Río Usumacinta.
Jonathan Bonfiglio. Foto: Kate Watson
El
proyecto Clipperton se rige bajo la consigna “todos somos expedicionarios”
¿Cómo ha mutado la idea de exploración desde que iniciaron actividades en 2012?
De cierta manera ha
mutado bastante y otra no tanto, creo que todos entramos en las primeras
expediciones con el conocimiento de que no íbamos a llegar a ningún fin, que
todo era un paso tras otro paso y tras otro, y que todo era una exploración sin
fin que tenía que ver más con cómo nosotros mismos nos veíamos como seres
humanos que la exploración en sí.
En otro sentido
aterrizando las exploraciones en particular se han desarrollado varios
programas que tienen que ver con temas distintos, entonces ahora trabajamos en
temas de erradicación del plástico, de sobrepesca, de sustentabilidad,
etcétera. Todos estos temas han surgido de las exploraciones. En ese sentido el
proyecto ha evolucionado bastante y también dentro de territorios, el hecho de
que tenemos presencia en distintos países implica que tenemos que estar
abiertos a cambios.
Si sinceramente eres un
explorador o te imaginas como tal eso implica imaginarte como viajero, como
artista, como escritor y lo que eso implica: te puedes imaginar dentro de la
piel de otros o por lo menos haces el intento, esa es la parte que nos interesa
mucho porque nos hace humildes y nos hace humanos.
¿Qué
ha aportado a los lugares por donde ha transitado el proyecto Clipperton como
eje creativo, de inspiración científica y concientización ambiental?
Exploramos aspectos
similares y diversos en los distintos países pero también vamos aprendiendo
maravillas de ellos y la conciencia que tienen en cada uno. Por ejemplo haciendo
este viaje de expedición por el Usumacinta el conocimiento que hay sobre el
río, el pasado, la historia y los recuerdos que hay aquí son absolutamente
fascinantes. Un ejemplo muy interesante es que hay una cantidad grande de
caimanes, aunque está lleno, no se habla mal de ellos. Ese silencio implica que
no son un peligro como en otros lugares donde se amplifican los peligros de voz
a voz. El conocimiento, el pasado, lo que se reconoce es que nunca hubo
problemas con los caimanes. El no decir algo a veces te da tanta información
como decir algo.
Previamente hemos
trabajado con muchas comunidades costeras y las memorias que ellas traen en
pocos años de lo que eran los mares y lo que son ahora. Todo ese conocimiento,
conciencia y memoria es tremendo y tratar de comunicarlo a otros tiene un poder
increíble si lo hacemos bien a nivel de cómo estamos devastando nuestros océanos.
¿A
grandes rasgos en qué consistirá la nueva expedición desde Palizada por el río
Usumacinta?
La expedición consiste
en cuatro canoas tradicionales que zarpan el martes 6 de mayo y harán todo un
recorrido por el Río Palizada y por el bajo Usumacinta todo el mes de mayo
llegando hasta los pantanos de Centla y Frontera y luego hacer un poco de
recorrido del mar donde desemboca el río. Todo lo que ya ha sucedido, la
memoria del río da hacia el mar. Luego, la segunda fase será la parte más alta
del río, que se llevará a cabo en enero de 2015.
Es la primera vez que
tenemos una expedición mayor en tierra, los conceptos del río son similares a
los del mar o de la tierra: no hay una actuación en un río que no afecte a todo
lo demás, a todas las comunidades, cualquier cosa que se hace tiene un impacto.
Es por eso que estamos embarcando en este viaje. Este es un río que nos une a
todos igual que los océanos en la tierra.
Durante
la expedición por el Río Usumacinta ¿En qué consiste la idea de dibujar el
corazón del mundo maya?
Tiene que ver con
memoria. A veces expresar cómo fue el pasado de las comunidades indígenas es un
poco folclórico, yo creo que no sólo es así. Nosotros podemos aprender del
corazón maya como de otras comunidades simplemente porque se trata de otros
mundos. Si afrontamos nuevas exploraciones y no llegamos a ningún nuevo
conocimiento, lo que nos brinda es que nosotros nos hemos convertido en nuevos
exploradores, agentes sociales, activistas de cierta manera para el
descubrimiento, para la exploración con una fuerza tremenda. Entonces para
nosotros de cierta manera el corazón del mundo maya es eso: algo que existe,
que existió, algo literal, pero también algo que está dentro de nosotros y que
va más allá, un horizonte que no se puede dibujar, es una canción que no tiene
palabras, esa búsqueda es muy valiosa.
Fotos:
The Clipperton Project
Sobre
el lugar que significó su primera expedición y que dio nombre al proyecto, ya
declaraban que “Clipperton es una isla en medio del Océano Pacífico, eso
también es una idea”. ¿Cómo debemos rebasar nuestros estándares mentales y
geográficos?
Siempre presentando la
idea del horizonte, de que hay más aspectos que nos unen que los que nos
separan, que cuando vamos hacia algo somos increíblemente positivos a
diferencia de cuando nos reducimos a algo menor, nos convertimos en otra cosa,
en otra especie, en un bicho. Proponemos ese argumento: hay algo más allá,
somos curiosos y eso es normal, no hay nada hecho, todo está por hacer, en ese
momento empezamos a vislumbrar la meta. Cada quien puede activarse, puede hacer
desde algo pequeño como plantar una planta y luego cuidarla o como caminar por
una calle distinta un día o lanzarse a un lugar diferente o conocer a alguien
que habla un idioma distinto o que se ve raro, eso nos agrega humanidad, no nos
quita.
Eduardo
Galeano, dice que “mucha gente pequeña en lugares pequeños haciendo cosas
pequeñas puede cambiar el mundo”. ¿Cómo complementarías esa filosofía
aparentemente simple pero que conlleva un cambio mental de raíz?
Justo ayer tuvimos una
plática con “Perma Terra” que es una organización con quien estamos trabajando
acá y esa frase de Eduardo Galeano salió en su presentación. Ellos han visto el
problema del cambio climático en varios países alrededor del mundo y han
regresado aquí a sembrar árboles en una zona donde tienen un rancho a hacer una
diferencia, claro que esa diferencia a nivel de los gases efluentes de nuestra
nación con el mundo y biológicamente cómo interactuamos con el mundo hace y hará
una diferencia. Las cosas pequeñas hacen la diferencia: comprar una lechuga que
no está envuelta en plástico, hacerte un poco de composta en el jardín o hacer
crecer unos tomates, todo eso te hace relacionarte de manera más fuerte con tu
entorno.
En
un momento histórico en el que paradójicamente se contraponen el acceso a
grandes volúmenes de información frente a la aparente inmediatez y caducidad de
las ideas. ¿Cómo compartirías con el uruguayo Jorge Drexler la consigna de que
“La idea es eternamente nueva”?
Estoy de acuerdo, la
idea es completamente nueva mientras sea algo que exista en el corazón y en los
cerebros de cada quien. Lo puedo relacionar también con Steve Jobs, que dice
que cada día de tu vida debes hacer verdaderamente lo que quieres hacer ese
día. Si haces un trabajo que sólo lo estás haciendo porque te preocupa que a
los 60 vas o no a tener una jubilación, y si es algo que verdaderamente día
tras día no se te hace realmente importantísimo entonces esa idea tendría que
cambiar. En sentido figurado compras el regalo cada día, no es que sólo lo
compras una vez y ya, cada día te despiertas y tomas la decisión de hacerlo de
nuevo no sólo porque alguien te lo dice sino porque tú estés convencido de esa
idea, de ser así entonces vas por la avenida correcta.
¿Con
tantos lugares visitados, qué idea tienen ahora de lo aislado, lo remoto o lo
inalcanzable?
No existen literalmente.
Todo está relacionado, todo se puede alcanzar. Sobre todo cuando trabajamos en
conjunto podemos lograr cosas absolutamente increíbles. Los lugares un poco más
remotos que otros tienen mucho para darnos y no se trata del aislamiento sino
de lo inverso: del acercamiento a nosotros. Estar en una isla como Clipperton o
South Georgia o esta zona del Usumacinta donde hay muy poca cobertura lo que
nos dice es que los lugares que están aparentemente lejos pueden estar cerca de
nosotros mismos.
¿Cuáles
son los mundos posibles que aún quedan por visitar para el proyecto Clipperton?
Si se pudiera nos
faltaría ir hacia el espacio exterior pero en el planeta queda aumentar los
contactos que tenemos con la gente y las organizaciones y que ellos mismos se
puedan imaginar en estos cambios para después actuar en sus entornos. No nos
medimos por los fallos sino por las ganancias. Es como un niño en una clase de
cincuenta personas que no dice nada y que al final levanta su mano y dice “no
entiendo, ¿están hablando de mí?” tú le dices que sí y de repente ves que su
pecho se infla y algo ha cambiado en él porque tiene todo el permiso y la
posibilidad de hacer maravillas, lo único que tiene que decidir es que va a generar
un cambio en sí mismo y así inicia un viaje o una expedición.
Ante
los viajes y exploraciones realizados ¿qué concepto personal tienes sobre las
fronteras físicas y mentales?
Son dañinas, son un poco
como cigarros o coca cola, son algo artificial, creados, al final te empiezan a
comer desde dentro como un cáncer o un tumor. Al principio puede parecer que te
liberan porque te hacen tener un concepto de ti más sencillo que tal vez te lo
puedes tragar sin mucho problema pero poco a poco tú sabes que te estás
tragando tus propias mentiras. Yo diría que hay que ser honestos con nosotros
mismos eso implica tomar las decisiones en las cuales podamos estar orgullosos
de nosotros mismos, de plantarnos en un escenario y decirle a quien sea que
estoy haciendo algo no sólo porque es bueno para mí y para mi familia, sino que
es bueno porque es el futuro, porque ahí es a donde todos podemos llegar.
Las
expediciones y las creaciones que elaboran en conjunto los científicos,
humanistas y artistas participantes en el Proyecto Clipperton generan espacios
y oportunidades de reflexión y propuestas sobre los grandes temas que enfrenta
la sociedad actual a través de exposiciones, talleres, conferencias, proyectos
educativos presenciales y mediante redes sociales, así como en colaboración con
otras personas, colectivos, asociaciones e instituciones locales en función de
las necesidades y contextos específicos.
Foto: Jon Bonfiglio
Puedes unirte a The
Clipperton Project mediante el correo electrónico (para estar registrado y
recibir el boletín de actividades) o mediante redes sociales y tener la
oportunidad de convertirte en un expedicionario:
info@theclippertonproject.com