martes, 3 de junio de 2014

Crisis en Holbox, espacio insular mexicano



Isla Holbox (Quintana Roo) pasa por un momento crítico y de emergencia. Inicia junio de 2014 y salen a la luz pública los intereses que su territorio significa para establecer un emporio turístico en un contexto de despojo ejidal para mercantilizar la naturaleza. No debería extrañarnos en un país de tanta impunidad y sin embargo aún cabe incredulidad ante tanto saqueo que no ve el fin.

No vivimos ya un momento de asociación romántica de las islas con la vida prístina. El espacio geográfico por sí mismo cobra significado al humanizarse: quedan mínimos remanentes en este planeta no tocados por la mano de nuestra especie. Sin embargo hay islas que bajo la imagen generalizada de parecer "paraísos" ofrecen al capital esa posibilidad de obtener beneficios para los empresarios tan sólo de su paisaje: dinero a cambio de una transformación ambiental que terminará en artificio. Hay niveles de obtener provecho, pero si detrás de esto se encuentra un empresario de Coca Cola, no suena a una historia que pretenda beneficiar a la población local, mucho menos causar un turismo de bajo impacto, como al que la población tradicional de Holbox está habituado.



En esta ocasión se trata de otro ejemplo de impunidad, de que más allá de una pantalla de conservación, los programas de Áreas Naturales Protegidas (ANP) sirven de poco. Holbox se encuentra dentro del ANP Yum Balám y el Estado no resuelve a favor de la protección ambiental, los intereses del capital parece que pueden más.

En la experiencia personal de investigación sobre islas de México, mi atención se ha centrado en aquellas del litoral Pacífico, nunca he visitado Holbox, ubicada en esa transición del Golfo de México al Mar Caribe, pero por fuente directa (una amiga y escritora, Sofia Clevit, ha vivido por temporadas ahí y se ha involucrado de manera social con parte de su población) he sabido que esta población de unos tres mil habitantes vive tranquila (con excepción de la temporada de moscos) y en cierto sentido con una cultura más tradicional pero plural, donde la especie de tiburón ballena que circunda sus aguas le ha valido una fama internacional, pero con un respeto de sus visitantes y de los pescadores locales.

Fotografía: Sofía Clevit

Ante la serie de noticias que medios como ProcesoMVS, El Universal, Regeneración o Noticaribe han publicado sobre los disturbios en Holbox a partir de su situación crítica, encuentro analogías con el territorio insular del Pacífico y Golfo de California: hay muchas irregularidades jurídicas, un abandono generalizado de los espacios insulares y un descuido hacia los isleños que los ocupan, quienes con títulos de propiedad o sin ellos, son los únicos que tendrían derecho a decidir sobre el futuro de sus lugares, más allá de si las islas son federales, estatales, municipales o incluso privadas (gran embrollo para cada caso). Vuelve a surgir la necesidad de una regulación en la tenencia de la tierra para este y otros casos insulares, ahora es Holbox, pero es necesario que ocurra en otras islas mexicanas: Cedros, Natividad, Santa Margarita, San Marcos, San José, sólo por citar algunas. 

Cartel del evento en la Biblioteca Vasconcelos, Distrito Federal


Recientemente, del 14 al 25 de mayo, la Comisión Nacional para el conocimiento y uso de la Biodiversidad (Conabio) realizó varios eventos vinculados con el territorio insular: "La 4a semana de la diversidad biológica" con muchas sedes del país (29 estados), para concientizar sobre el papel de las islas sobre todo en cuanto a la biodiversidad se refiere. El 22 de mayo se conmemoró de manera internacional el día de la diversidad biológica en islas; varias notas y noticias fueron publicadas en diversos medios de comunicación para hablar de la importancia (aunque casi siempre desde lo cuantitativo) sobre el territorio insular de México y del mundo.


Cartel de la ONU sobre el día internacional de la diversidad biológica de las islas



Diez días después viene la crisis de isla Holbox con una incertidumbre que se queda lejos del alcance de los ciudadanos comunes. Más allá de firmar peticiones por vía digital o que en redes sociales la gente exprese que "dejará de consumir Coca Cola", el impacto real queda lejos de nuestro alcance si el gobierno sigue permitiendo los saqueos a cualquier escala y si la poca conciencia de la población sigue permitiendo el olvido de los territorios vitales como son las islas.






Fuente de las imágenes: Unión Cancún

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